Dos manos y un gorro frigio
Un horizonte blanco y celeste coronado de laureles, un sol naciente.
El enorme cuadro de Valentín Alsina presidiendo el oscuro recinto repleto de butacones de cuero. Es el antiguo Congreso Nacional. Mantenido tal cual adentro del edificio de mármol y puertas doradas de la AFIP.
Ariel me pone al tanto de las situaciones que atravesó Buenos Aires al no querer convertirse en Capital, porque con eso perdía sus tierras aledañas que pasaban a provincia, y peor aún los derechos de Aduana. Carlos Tejedor con su ejército ingresaron al recinto y desde las gradas apuntaban a los legisladores para que votaran a favor.
Aquí llegaron una tarde Faivovich y Goldberg cuando exploraban con la linterna del celular los pasillos tenebrosos de la biblioteca de la Academia de Historia. El miércoles 24 de Mayo de 15 a 18 citaron a su público aquí dentro.
Para escuchar por los altavoces del afamado recinto la sesión extraordinaria de un día del 2011 en que se debatió en el Consejo Deliberante de Resistencia si se otorgaba permiso al meteorito chaqueño para salir del país como instalación artística de Faivovich Goldberg en el marco de Documenta Kassel.
Sentada en los sillones escucho durante horas los diálogos políticos. La retórica, las pausas, los formalismos. Afuera hay relativo silencio. La plaza de Mayo fue vallada.
Salgo y cruzo lo que era la reja de entrada y los arcos coloniales, me paro en lo que era antes la calle y ahora es parte del edificio. Me contempla un busto alabastrino de Juan María Gutierrez , de mirada tierna y sonrisa cómplice. Bartolome Mitre muy oscuro en bronce.
Todo esto atravesando el portón de Blindex que en los 70 pintó Antonio Berni a pedido del empresario que lo colocó. Miramos unas fotos antiguas en vitrinas.
El silencio contemplativo se rompió con la mexicana invitada por ArteBa que irrumpió en el salón con la furia de Carlos Tejedor y nos acusó de solemnes.