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Micaela Piñero

Pisos Pegajosos


Pareciera ser la actualidad un reflejo sobre lo que Lucia Reissig narra en su poemario Pisos Pegajosos Vol. II, o como ella misma lo clasifica, un fanzine impreso con imágenes que recolectó de Internet, memes, una obra de Francis Alÿs, graffitis y material gráfico relacionado con al trabajo. Según sus palabras: "... Es un tema sensible, con muchas formas de hablarlo, teniendo en cuenta que mucha gente dice que te dignifica otra gente dice que es trabajo y que no...". Elige tener una perspectiva al respecto, intentando mostrar una pluralidad de voces sobre el trabajo y contar su propia experiencia sin la necesidad de representar absolutamente nada. Sin embargo, en la “no necesidad” de no representar, Lucia logra narrar con palabras las voces de todas las mucamas, las chicas que limpian o las señoras que ayudan en las actividades domésticas, siendo una testigo en sus vivencias de las injusticias que en la actualidad están sucediendo entre la relación mucama/patrona en Argentina, a partir del covid-19 donde se pudo leer/ver públicamente en las redes y los medios de comunicación, como se las obligaba a seguir trabajando a pesar del estado de alarma y la necesidad de realizar la cuarentena de un modo estricto. Ellas, las trabajadoras domésticas, invisibilizadas sin derechos, sin voz, precarizadas, obligadas a continuar trabajando, escondidas en baúles de coches entrando a los countrys para seguir limpiando. Son ellas las trabajadoras que cumplen un rol esencial en las vidas de las patronas "las famosas" y son ellas mismas las que las acusan de ser las que las contagiaron de covid. Es terrible como naturalizan el acto de acusar y las someten a una relación de poder, silencio y entrega incondicional.


Hay una relación que me interesa destacar con una artista que conocí su obra estando en Catalunya, hacer una analogía con la obra de Lucia, para luego continuar hablando de su reciente auto publicación.

Daniela Ortiz es una artista peruana que reside en España. Ella realizó una publicación de fotografías de familias de Lima, en las que al mirarlas por primera vez no ves a las mujeres empleadas domesticas y luego en una segunda observación encuentras un brazo cortado sosteniendo a un bebe, la familia unida para la fotografía y la empleada atrás en el reflejo de un espejo, niños jugando y ella detrás cortada en la foto, niños jugando en la playa y la mitad de su cuerpo cortado por el encuadre y solo se ve su traje blanco como distinción de limpieza o simplemente el fantasma blanco de la foto. Estos temas interpelan logrando destacar el nivel de invisibilización que poseen.


Lucia escribió esta serie de poemas cuando empezó a trabajar limpiando casas a mediados del 2017 a varias personas, de las cuales algunas pertenecen al circuito artístico de la ciudad de Buenos Aires y fue esa una de las formas de entrar al “mundillo” del arte por la puerta de servicio. Con timidez y mucha vergüenza fue escribiendo estos poemas que a su vez pueden ser vistos como reflexiones de lo que sucede, dandolos a conocer como un secreto que se abre para ser publicado.


Lucía como artista visual produce obra utilizando el trabajo como uno de sus ejes.Cuando observo sus obras pienso en cuánta información guardan los trapos rejilla, conociendo sobre los lugares que limpiaron y desentendiendose al rato, de lo que saben al ser enjuagados en el agua, viendo como lo que limpian se va por la alcantarilla, por la pileta, o desde un balde a la vereda. Ahí lo que queda es un recuerdo, los gestos, la impresión del tiempo impregnado en los hilos que se deshacen, en las manchas que no se van... Me acuerdo de la película para niños Trapito de Manuél García Ferré, que triste que estaba el espantapájaros, ¿será por eso que le pusieron ese nombre?¿Un trapo estará triste, porque lo usan y después lo tiran? Creo que los trapos de Lucia Reissig se sentirían orgullosos y felices, porque ella los resignifica y realiza analogías sobre el tiempo, el cansancio, la suciedad y cómo estos gestos quedan impresos de modo perpetuo. Por ejemplo escaneando un trapo para que sea la tapa del fanzine que se llama “pisos pegajosos vol II. Se llama Vol II porque esta trabajando en el Vol I con una editorial chilena feminista que lo va a editar. A diferencia del Vol II, que es un fanzine de la autogestión, realizado con fotocopias impresas en papel amarillo, amarillo como los trapos de la cocina. Ella los reparte en bicicleta, y los vende a 300$ argentinos. Lo que equivale donde vivo ahora a 3€, con 3€ te podes comprar una coca cola de litro, dos barras de pan y una leche de avena. Ya no me acuerdo que es lo que te podes comprar en Argentina con 300$ en el almacén del barrio.


97 empleadas domésticas, libro - instalación, Daniela Orti, 2020.

“¿Sabés cuánto sale?” dice un poema en una parte del fanzine, ella habla del dinero porque este es el sistema en el que nos movemos, y continua.. “sabes cuánto vale la camisa que me arruinaste, si esa camisa que uso para las inauguraciones…”Y las diferencias que nos condicionan, como personas trabajadoras y artistas, este es un fanzine que habla de los sueños, del sueño de la libertad, de vivir de lo queremos, de cómo se intenta organizar para tener un trabajo que la ayude a no pensar, a poder separar las realidades que vive como artista trabajadora del arte y como empleada doméstica.


Pisos Pegajosos es un fanzine que nos hace sentir los espacios de trabajo laborales precarizados, a pensar cómo se dividen los tiempos de trabajo entre el ocio y el descanso. En las notables divisiones de clases, en cómo la vida se gestiona a partir del trabajo, en este caso ella como empleada doméstica y cómo usa los tiempos para dividirlos entre la remuneración económica y el placer.


Me gusta limpiar porque cuando limpio afuera siento que estoy limpiando adentro mío. Una vez un profesor de arte a los 14 años me dijo, me gusta limpiar la pileta porque cuando lo hago es como si estuviera dibujando pero al revés. Esas enseñanzas que te quedan latentes en la mente y en el corazón, para ser rescatadas por obras que te hacen pensar en que no odias los lunes, sino que odias el capitalismo. Y que a su vez cuanto más nítida tenes esa visión separatista de la vida, más angustia se siente, porque se sabe que hay otras formas posibles para poder vivir.


Pienso en los seres humanos como un trapo, que se sienten a veces tristes como en la peli de Trapito, soñando con una realidad ideal, militando con la lucha de nuestros derechos, creando formas diferentes de ser autónomos para vivir las realidades con los ojos menos pegajosos de llorar.


- Hola, soy el trapito que te viene acompañar ¿Querés que te seque las lágrimas?

- Si, por favor y gracias.


pisos pegajosos vol II, Lucia Reissig.

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